28/11/19

What’s left?...

Ahí está ella. Otra madrugada más, muy parecida a las anteriores. Ojos abiertos e hinchados de tanto llorar, migraña, ataques de ansiedad, pesadillas... parece todo tan eterno.
02:00 a.m, y todavía no logra dormirse. Se nota a distancia que no para de pensar, de maquinar cosas en su cabeza, de sufrir y de anticiparse a lo peor. Está cansada, tanto física, como mental y emocionalmente, y siente que no puede más con todo lo que está por explotar en su interior.

Su autoestima, es casi inexistente. Se odia. No puede querer nada de sí, y el rechazo más grande que jamás sintió es con ella misma.

No para de pasar por situaciones asquerosas. Entre pesadillas, decepciones, su estrés, los nervios de todos los días, la fobia social... y así, mil cosas más.

Siente que no sirve para nada. Por más que se esfuerce, y sea claro que está tratando de hacer las cosas bien, ella se siente inútil. Que nunca va a triunfar. Que haga lo que haga, no servirá de nada. Que nunca podrá ser feliz.

Ella sólo quiere recordar lo que es poder sentarse en las piernas de su padre, como una niña pequeña, y llorar. Llorar desconsoladamente mientras siente ese cálido abrazo que en éste preciso momento se encuentra extrañando. Quiere también hundirse en brazos de su abuela, mientras siente que su mundo se cae a pedazos... pero allí, ella está segura.

Y duele. Duele tremendamente, quema por dentro. Porque no puede hacer nada de lo que tanto anhela. Esas personas que más amaba se fueron físicamente de su vida hace un tiempo ya, y sin embargo; parece no poder soportarlo. Le cala en lo profundo del alma.

No aguanta más. No aguanta más...

Y al escribirlo en tercera persona me es más fácil, para sentir que “ella” (que soy yo), no estoy taaaan sola en todo esto. Que, en éste mundo hay tanta gente sintiéndose rota, sin salida, sin ganas, sin nada.

Pero entonces, me pregunto: ¿Qué queda?.

Ojalá algún día ella encuentre la respuesta.